El Jurado falla el premio al mejor relato para la Noche del Terror 2010
El pasado viernes el jurado designado para tal efecto decidió que el relato ganador para la Noche del Terror 2010 era el titulado "El Secreto de la Tierra", de Magdalena Blanco Hernández. El premio será entregado el fin de semana de las fiestas de San Diego. A continuación pasamos a transcribirles el texto del relato.
El secreto de la tierra.
Todos se alegraron; todos, menos la anciana del monte; aquella vieja siempre enlutada a la que todos
tenían por loca. -¡Traerá la maldición al pueblo¡-gritaba por las calles.-¡calla, bruja¡- le
increpaban los vecinos-.Todo un día estuvo gritando y advirtiendo sobre algo que los demás no
acertaban a comprender; mientras que, su marido, llorando, seguía encerrado en aquella choza de la
que nunca había vuelto a salir desde aquel fatídico día. Pero en aquellos momentos nadie pensaba en
“eso”, solo las pocas personas mayores del lugar recordaban lo ocurrido, todos ellos sabían por lo
que el viejo no había vuelto a articular palabra en todos esos años. Pero los demás nunca supieron
nada, pues todo lo ocurrido quedo en secreto entre los habitantes del pueblo con el único propósito
de no ser repudiados por el resto de la comarca; por eso todos los jóvenes corrieron a firmar aquel
contrato que les ofreció el nuevo capataz.-Hombre extraño –pensaron todos, pero después de las
penurias de los años de guerra y hambruna, volvía la esperanza al pueblo y sus habitantes; y por
supuesto, nadie estaba dispuesto a dejar de trabajar por muy siniestro que fuera aquel hombre. -¡Ha
vuelto!-¡No bajéis ahí!-¡Ya sabéis lo que os espera!-.Pero no lo sabían, no podían imaginar que las
entrañas de la tierra estaban despertando otra vez. Cuentan los viejos de la pequeña aldea minera
que en la última bajada a la mina, ocurrida cuarenta años atrás, un minero quedo sepultado durante
una larga noche. El patrón, hombre tirano y desprovisto de corazón, se negó a que nadie mas entrase
en su ayuda, alegando,”peligro de derrumbamiento”.Cuando todos dieron por muerto a Esteban después
de una larga espera y se disponían a abandonar el lugar, vieron como el pobre hombre salía con la
mirada perdida y totalmente cubierto por una sangre negra y maloliente; una expresión de terror
recorría su rostro y su cuerpo parecía como manejado por algo; como, esas marionetas movidas por
hilos. Nadie supo que es lo que paso allí abajo, en esa galería de donde salio Esteban, ni de que o
quien venia la sangre que cubría su cuerpo, ya que, él, no estaba herido. Lo cierto es que nadie, ni
siquiera su mujer lograron arrancarle una palabra nunca mas. Con el paso del tiempo todo se fue
olvidando, la mina cerró, (dicen, que por que nadie quería bajar allí).Esteban y su mujer se
marcharon al monte, donde permanecieron recluidos durante años. Dicen que ella invocaba a los
espíritus , con el fin de conocer la verdad sobre aquel hecho; y que maldecía una y otra vez al
patrón jurando que era un enviado de Satanás y que traía una misión: entregarle la voluntad del que
bajara a esa galería . Pero la mina volvió a abrir. Y allí estaba ese hombre de aspecto serio y
receloso siempre arropado por un largo gabán y tocado por una mascota, siempre seguido por un enorme
perro de raza doberman, al que con una simple mirada el animal obedecía. El primer día de trabajo
fue duro para todos, pero, pronto estarían en casa con el salario en sus bolsillos después de mucho
tiempo sin trabajar. Al anochecer, cuando esperaban la salida de unos cuantos, empezaron a
comprender que algo ocurría allí abajo. Empezaron escuchando un sonido escalofriante que nadie logro
descifrar que lo producía y algunos rayos de una luz mortecina y siniestra salían de la oscuridad
del interior de la mina; al cabo de un rato, los mineros salieron de aquella vena de tierra que
parecía cobrar vida; de aquella boca negra y fría que parecía vomitarlos a la realidad; a una
realidad a la que nunca volverían. - ¡La historia se repite!-¡no pude hacer mas!-¡lo siento
Esteban!- repetía una y otra vez la anciana. Los que los vieron salir, juraron no volver a la mina.
El patrón desapareció esa misma noche, (algunos, dicen que lo vieron sonreír) y algunos de los
mineros “afectados” aparecieron a los pocos días ahorcados en el bosque cubiertos sus cuerpos por
murciélagos. Los demás nunca volvieron a hablar. Jamás. Aun hoy, en algunas calurosas noches de
verano, dicen, se oye ese rumor extraño; y raros efectos luminosos salen entre las rendijas de la
puerta que sella la mina. Un gran letrero carcomido por el paso del tiempo cuelga advirtiendo. ¡¡NO
PASAR!! Nuestro interior nos dice que no nos acerquemos allí…; pero” ella” nos llama.